¡¡¡Hola a todxs!!!
Hoy voy a tratar de explicaros del mejor modo posible mi viaje a Estambul y el modo en que lo organicé, por si os sirve de ayuda para hacerlo vosotros, y a ver si consigo haceros llegar aunque sea un pequeño porcentaje de los sabores, olores, algarabía, etc. que esta magnífica ciudad nos ofrece.
Varios meses antes del viaje, dos o tres, estuve buscando por la red qué era lo que no podía dejar de visitar durante mi estancia, su localización y como acceder. Así supe que el Palacio Topkapi, la iglesia de Santa Sofía, la Mezquita Azul, la Cisterna Basílica, la Torre de Gálata, el Cuerno de Oro, el Bósforo, algunos de sus parques más emblemáticos, etc., estaban situados muy cerca unos de otros. Lo siguiente fue buscar un medio de locomoción cómodo y barato y, por último un hotel que, siendo de buena categoría (no quería correr riesgos), tuviese acceso fácil a todo lo anterior. Por último organizar las fechas del viaje y,¡ ya estaba hecho!.
Si aún no habéis organizado ningún viaje, os recomiendo un método para empezar, si no es éste, cualquier otro os servirá, todo menos las prisas, que al final sólo conducen a hoteles, lugares y situaciones de las que no siempre se sale airoso. La siguiente alternativa es hacerlo en un viaje organizado, por agencia, etc., en ellos también se disfruta, aunque el ritmo lo marca el guía y no tú.
Con todo lo anterior en marcha, y la información conseguida en mi poder, salimos de viaje durante la segunda quincena de agosto y dió la casualidad (eso no lo había previsto) de que la ciudad celebraba el Ramadán. Os lo digo porque llegamos al hotel, (un 4*, con piscina cubierta, sauna, masajes turcos, excelente buffet para desayunar, y una localización estupenda, todo ello nos resultó utilísimo, empezando por la piscina que utilizábamos diariamente al anochecer para recuperarnos de las caminatas y poder salir nuevamente a disfrutar de la Estambul nocturna)) al atardecer y, después de refrescarnos, salimos a recorrer la ciudad tomando el tranvía (línea T1) que pasa y tiene parada justo a las puertas del hotel; a medida que se sucedían las paradas nos asombrábamos más de la cantidad de gente, familias completas, que se iban montando, hasta llegar a nuestra parada, Gulhane, en donde nos bajamos, practicamente todos, y felices y contentos, se dispusieron, en el parque inmenso que da nombre a la parada, a disfrutar de la primera comida del día, todos, incluso aquellos que en el parque tienen sus tiendas de recuerdos, de comida rápida, etc. Era una fiesta total y absoluta, pero vivida en tono familiar y sin ningún tipo de "mal rollo".
Fue estupendo poder disfrutar con ellos de esos momentos en que anochecía y la magia de la antigua Bizancio nos iba envolviendo en un abrazo sensual que nunca voy a olvidar.
El parque es precioso, con fuentes, estanques, pequeñas atracciones, artistas ambulantes de todo tipo: pintores exhibiendo sus obras, músicos con los que bailar, etc. Una de las cosas que más llamó mi atención fueron los carritos ambulantes que venden productos típicos como roscos, mazorcas, mejillones, dulces o salados, fríos o calientes, etc., son preciosos y los vendedores se pasan todo el tiempo sacando brillo y limpiando los cristales hasta dejarlos relucientes, además ellos iban vestidos con una ropa muy curiosa, supongo que antigua y muy colorida. Los puestos de frutas, en concreto sandías, son dignos de admirar, por su frescura y por el modo rápido y bonito de cortar las piezas, los helados los sirven de un modo muy peculiar que tendréis que ver por vosotros mismos para creerlo.

Los días siguientes,como es natural, los dedicamos a visitar los diferentes palacios, y a caminar por sus calles, es curioso que a las doce de la noche aún están las familias enteras en las calles, los hombres jugando en unas mesas portátiles al ajedrez (o parecido) y las mujeres charlando en grupos mientras vigilan los juegos de los niños. Los puestos callejeros y tiendas seguían abiertos y con su despliegue de color en las puertas de los diferentes establecimientos.
No quiero extenderme en hablar de las maravillas que veréis, pero no puedo obviar ni la Cisterna Basílica ni el paseo en barco por el Bósforo, ni la Torre Gálata, etc.
Veréis, la Cisterna está a solo un paso de Santa Sofía y la Mezquita Azul, cruzáis una calle estrecha y ya está; Aquí si que hay que pagar entrada (en este momento creo que son unas 20 liras turcas y el único día que permanece cerrado son los martes), y merece la pena, es una de las antiquísimas cisternas (construída en la época de Justiniano I de 527 a 565) que antiguamente recogían agua de lluvia para abastecer a la ciudad , pero su belleza supera todas las expectativas, fijáos en la base de dos de las abundantes columnas (336 para ser exactos), en ambas está la cabeza de Medusa, el ser mitológico que convertía en piedra a quien mirara, colocadas mirando hacia arriba, o a los lados (quizá para que nadie mirase a los ojos y tuviese ese triste final). El paseo se hace por unas pasarelas de madera situadas encima y desde las que se puede observar perfectamente la grandiosidad de su construcción y los grandes peces que viven en ella.
A continuación, podéis coger el funicular (es solo una parada) o subir andando hasta la Plaza Taksim. es el centro de la moderna Estambul, y desde allí podéis coger el tranvía turístico o bajar andando (es lo que yo hice) la famosa Istiklal Caddesi, una calle estrecha y larga llena de comercios, embajadas, y en la que hay variedad de productos y artesanías como luthiers, etc. Os recomiendo ir andando y disfrutaréis del sabor de la Estambul de hoy pero con vestigios de épocas pasadas. Más o menos a mitad de la calle (son unos dos km.), conforme vayáis bajando a la derecha encontraréis la magnífica Torre Gálata, una de las más antiguas del mundo, tambíen hay que pagar, unas 25 liras, pero cuando subáis, podréis contemplar la ciudad practicamente al completo, tiene unas vistas espectaculares y de 360º.
Seguid caminando hasta llegar al mismo Puente de Gálata, si lo cruzáis por arriba, precioso, si lo hacéis por debajo, donde están situados unos magníficos restaurantes, tenéis que saber que los camareros están a las puertas llamando e invitando con sus precios a todos los turistas que pasan por allí. Si queréis comer bien y barato, haced contraofertas, eso les gusta, hasta que lleguéis al punto en el que todo se haya acordado, comida, bebida y precio. No os arrepentiréis, comer pescado fresco, bien cocinado, o cualquier otra cosa que os apetezca, sentados junto al mar y con el constante paso de barcos de crucero por tu lado, es una absoluta gozada. Otro día podéis comer en alguno de los restaurantes que hay en los áticos de los edificios que están en la orilla, las espectaculares vistas, acompañadas de un estupendo almuerzo o cena, estimularán vuestros sentidos al máximo. Luego podéis seguir, atravesar el túnel que os lleva al otro lado y. mientras, hacer todas las compras que os apetezca; en el interior de ése túnel hay un sinfín de tiendas de todo tipo, juguetes, ropa, regalos, etc., pero quien compra en su inmensa mayoría son los propios estambuliotas, así que de precios, ¡genial! . También os debéis parar en alguna tetería y tomaros un café, té o lo que os apetezca, acompañado de algunos de los clásicos dulces como el backlava.
Deberéis hacer el clásico crucero por el Bósforo, pero, no paguéis cualquier precio, hay una auténtica legión de "piratas" en el mismo muelle que os intentarán convencer de que sus precios son mejores, y es verdad, hay que seguir regateando hasta que lo encontréis lógico). Sólo tenéis que esperar un poco hasta que tengan el número de personas necesarias (es rapidísimo) y os llevan hasta su barco (a nosotros nos llevaron en una furgo), que suele estar un pelín retirado de primera línea, como es natural, pero sólo a unos pocos metros de los muelles de embarque oficiales.
La belleza del recorrido no os la puedo describir. Hacedlo.
Otro gran paseo que tenéis que hacer, si habéis cogido la T1, os bajáis en Beyazit y seguís bajando, las calles son estrechas y la multitud inmensa, entre los ciudadanos y los turistas, bufffff!, pero merece la pena ver, escuchar, sentir el mundo que rodea al Gran Bazar, miles de tiendas en las que comprar practicamente de todo, eso sí, no olvidéis el regateo, aunque algunos comerciantes ya no están por la labor y suelen etiquetar los precios para distinguirse de los que siguen con esa costumbre. Allí se puede comprar lo que quieras, joyas, ropa, unas lámparas bellísimas turcas de todos los tamaños y colores, por supuesto, alfombras, etc. Me quedo sin palabras, es absolutamente indescriptible. Sales al exterior y sigues encontrando tiendas, una al lado de otra, y otra, y otra, es un paraíso para los adictos a las compras. Casi todo son copias, bueno a ellos les gusta decir que "son réplicas, ya que la calidad es la misma que el original", en muchos casos es cierto, eso tenéis que decidirlo vosotros mismos. Ejemplo: pantalones Levi's por unos 12 o 15 euros, al cambio.
Olvidados de la ropa vamos en busca de sabores y olores, seguimos bajando en línea recta entre tiendas, hasta llegar al mar, y a la derecha encontramos el perfecto Bazar Egipcio o Bazar de las Especias, ahí podremos comprar las especias que necesitemos, seguro que las encontramos, quesos de todo tipo, turcos desde luego y otras muchas viandas.
Hay unas cajas preciosas para regalo con un montón de muestras de especias y con un molinillo manual de bronce, cobre, etc, en su interior. Es un bonito detalle para traer a nuestros seres queridos a la vuelta. Helo aquí:
De Topkapi, Dolmabahce, Sta. Sofía, etc. ni siquiera voy a deciros nada, son maravillas tan majestuosas que ponen a las personas altamente sensibles como yo, al borde del llanto por las sensaciones que transmiten.
Nunca se os borrará de los ojos la grandiosidad de esta ciudad, ni de los oídos desaparecerá el sonido de el Ezan (llamada a la oración) que se realiza cinco veces al día desde todas las mezquitas, y la ciudad es también conocida como "la ciudad de las mil mezquitas".
Antes de volver a vuestras casas tenéis que visitar un hammam, para daros un buen baño turco, con masaje incluido, los hay mixtos o sólo para hombres y mujeres, Es reconfortante y vigorizador, probadlo. En algunos hoteles también disponen de esta posibilidad.
Espero que os haya gustado y, si es posible, tambíen os haya proporcionado algún tipo de ayuda. De todos modos también os digo que para visitar bien esta magnífica ciudad necesitáis varios días, yo estuve una semana y por supuesto que me quedaron muchísimos lugares que visitar.
Para otra ocasión se me ha quedado visitar la Capadocia con su salvaje belleza, ya os contaré.
Hoy mi despedida será con otra fotografía de un rincón más de esta preciosa ciudad, hasta pronto!
El parque es precioso, con fuentes, estanques, pequeñas atracciones, artistas ambulantes de todo tipo: pintores exhibiendo sus obras, músicos con los que bailar, etc. Una de las cosas que más llamó mi atención fueron los carritos ambulantes que venden productos típicos como roscos, mazorcas, mejillones, dulces o salados, fríos o calientes, etc., son preciosos y los vendedores se pasan todo el tiempo sacando brillo y limpiando los cristales hasta dejarlos relucientes, además ellos iban vestidos con una ropa muy curiosa, supongo que antigua y muy colorida. Los puestos de frutas, en concreto sandías, son dignos de admirar, por su frescura y por el modo rápido y bonito de cortar las piezas, los helados los sirven de un modo muy peculiar que tendréis que ver por vosotros mismos para creerlo.
Puesto de caramelos |
Los días siguientes,como es natural, los dedicamos a visitar los diferentes palacios, y a caminar por sus calles, es curioso que a las doce de la noche aún están las familias enteras en las calles, los hombres jugando en unas mesas portátiles al ajedrez (o parecido) y las mujeres charlando en grupos mientras vigilan los juegos de los niños. Los puestos callejeros y tiendas seguían abiertos y con su despliegue de color en las puertas de los diferentes establecimientos.
No quiero extenderme en hablar de las maravillas que veréis, pero no puedo obviar ni la Cisterna Basílica ni el paseo en barco por el Bósforo, ni la Torre Gálata, etc.
Veréis, la Cisterna está a solo un paso de Santa Sofía y la Mezquita Azul, cruzáis una calle estrecha y ya está; Aquí si que hay que pagar entrada (en este momento creo que son unas 20 liras turcas y el único día que permanece cerrado son los martes), y merece la pena, es una de las antiquísimas cisternas (construída en la época de Justiniano I de 527 a 565) que antiguamente recogían agua de lluvia para abastecer a la ciudad , pero su belleza supera todas las expectativas, fijáos en la base de dos de las abundantes columnas (336 para ser exactos), en ambas está la cabeza de Medusa, el ser mitológico que convertía en piedra a quien mirara, colocadas mirando hacia arriba, o a los lados (quizá para que nadie mirase a los ojos y tuviese ese triste final). El paseo se hace por unas pasarelas de madera situadas encima y desde las que se puede observar perfectamente la grandiosidad de su construcción y los grandes peces que viven en ella.
A continuación, podéis coger el funicular (es solo una parada) o subir andando hasta la Plaza Taksim. es el centro de la moderna Estambul, y desde allí podéis coger el tranvía turístico o bajar andando (es lo que yo hice) la famosa Istiklal Caddesi, una calle estrecha y larga llena de comercios, embajadas, y en la que hay variedad de productos y artesanías como luthiers, etc. Os recomiendo ir andando y disfrutaréis del sabor de la Estambul de hoy pero con vestigios de épocas pasadas. Más o menos a mitad de la calle (son unos dos km.), conforme vayáis bajando a la derecha encontraréis la magnífica Torre Gálata, una de las más antiguas del mundo, tambíen hay que pagar, unas 25 liras, pero cuando subáis, podréis contemplar la ciudad practicamente al completo, tiene unas vistas espectaculares y de 360º.
Seguid caminando hasta llegar al mismo Puente de Gálata, si lo cruzáis por arriba, precioso, si lo hacéis por debajo, donde están situados unos magníficos restaurantes, tenéis que saber que los camareros están a las puertas llamando e invitando con sus precios a todos los turistas que pasan por allí. Si queréis comer bien y barato, haced contraofertas, eso les gusta, hasta que lleguéis al punto en el que todo se haya acordado, comida, bebida y precio. No os arrepentiréis, comer pescado fresco, bien cocinado, o cualquier otra cosa que os apetezca, sentados junto al mar y con el constante paso de barcos de crucero por tu lado, es una absoluta gozada. Otro día podéis comer en alguno de los restaurantes que hay en los áticos de los edificios que están en la orilla, las espectaculares vistas, acompañadas de un estupendo almuerzo o cena, estimularán vuestros sentidos al máximo. Luego podéis seguir, atravesar el túnel que os lleva al otro lado y. mientras, hacer todas las compras que os apetezca; en el interior de ése túnel hay un sinfín de tiendas de todo tipo, juguetes, ropa, regalos, etc., pero quien compra en su inmensa mayoría son los propios estambuliotas, así que de precios, ¡genial! . También os debéis parar en alguna tetería y tomaros un café, té o lo que os apetezca, acompañado de algunos de los clásicos dulces como el backlava.
Deberéis hacer el clásico crucero por el Bósforo, pero, no paguéis cualquier precio, hay una auténtica legión de "piratas" en el mismo muelle que os intentarán convencer de que sus precios son mejores, y es verdad, hay que seguir regateando hasta que lo encontréis lógico). Sólo tenéis que esperar un poco hasta que tengan el número de personas necesarias (es rapidísimo) y os llevan hasta su barco (a nosotros nos llevaron en una furgo), que suele estar un pelín retirado de primera línea, como es natural, pero sólo a unos pocos metros de los muelles de embarque oficiales.
La belleza del recorrido no os la puedo describir. Hacedlo.
Otro gran paseo que tenéis que hacer, si habéis cogido la T1, os bajáis en Beyazit y seguís bajando, las calles son estrechas y la multitud inmensa, entre los ciudadanos y los turistas, bufffff!, pero merece la pena ver, escuchar, sentir el mundo que rodea al Gran Bazar, miles de tiendas en las que comprar practicamente de todo, eso sí, no olvidéis el regateo, aunque algunos comerciantes ya no están por la labor y suelen etiquetar los precios para distinguirse de los que siguen con esa costumbre. Allí se puede comprar lo que quieras, joyas, ropa, unas lámparas bellísimas turcas de todos los tamaños y colores, por supuesto, alfombras, etc. Me quedo sin palabras, es absolutamente indescriptible. Sales al exterior y sigues encontrando tiendas, una al lado de otra, y otra, y otra, es un paraíso para los adictos a las compras. Casi todo son copias, bueno a ellos les gusta decir que "son réplicas, ya que la calidad es la misma que el original", en muchos casos es cierto, eso tenéis que decidirlo vosotros mismos. Ejemplo: pantalones Levi's por unos 12 o 15 euros, al cambio.
Olvidados de la ropa vamos en busca de sabores y olores, seguimos bajando en línea recta entre tiendas, hasta llegar al mar, y a la derecha encontramos el perfecto Bazar Egipcio o Bazar de las Especias, ahí podremos comprar las especias que necesitemos, seguro que las encontramos, quesos de todo tipo, turcos desde luego y otras muchas viandas.
Hay unas cajas preciosas para regalo con un montón de muestras de especias y con un molinillo manual de bronce, cobre, etc, en su interior. Es un bonito detalle para traer a nuestros seres queridos a la vuelta. Helo aquí:
De Topkapi, Dolmabahce, Sta. Sofía, etc. ni siquiera voy a deciros nada, son maravillas tan majestuosas que ponen a las personas altamente sensibles como yo, al borde del llanto por las sensaciones que transmiten.
Nunca se os borrará de los ojos la grandiosidad de esta ciudad, ni de los oídos desaparecerá el sonido de el Ezan (llamada a la oración) que se realiza cinco veces al día desde todas las mezquitas, y la ciudad es también conocida como "la ciudad de las mil mezquitas".
Antes de volver a vuestras casas tenéis que visitar un hammam, para daros un buen baño turco, con masaje incluido, los hay mixtos o sólo para hombres y mujeres, Es reconfortante y vigorizador, probadlo. En algunos hoteles también disponen de esta posibilidad.
Espero que os haya gustado y, si es posible, tambíen os haya proporcionado algún tipo de ayuda. De todos modos también os digo que para visitar bien esta magnífica ciudad necesitáis varios días, yo estuve una semana y por supuesto que me quedaron muchísimos lugares que visitar.
Para otra ocasión se me ha quedado visitar la Capadocia con su salvaje belleza, ya os contaré.
Hoy mi despedida será con otra fotografía de un rincón más de esta preciosa ciudad, hasta pronto!